Samantha derramo una lágrima y se giro, acurrucándose en su esquina de la cama.
Joan, no supo que hacer en ese momento, solo miro con ojos tristes la espalda de la mujer que estaba a su lado:
En otros tiempos, el la había deseado, degustaba cada momento, cuando le tocaba sus suaves senos y abrazaba su cuerpo contra el suyo.
Todavía no había respondido a la pregunta de Samantha.
Ya, no me desnudas del todo, no me tocas apenas, lo haces a desgana..No tienes ganas nunca…dices que es por que estas cansado
Pero, yo se el verdadera razón.
¿Es por que ahora estoy mas gorda,, no es cierto? Ya no es lo mismo de antes, cuando eras tu el que venia a buscarme las ganas a mi.

Joan ya no disfrutaba cuando la chica le besaba suavemente el cuello, cuando le acariciaba el pecho o cuando, con sus ojos grises y suplicantes, le imploraba sexo.
Era incapaz de confesarle a Samantha que en parte tenia razón, su cuerpo no era lo suficiente para el, necesitaba savia nueva y solo estaba con ella por miedo a hacerla daño.
Pero, el se imaginaba cuando iba a sufrir si se lo confesaba.

No digas tonterías mi niña.
Joan abrazo a Samantha y ella rompió a llorar.
Al alba, Joan recogió su ropa y se marcho del apartamento se Samantha, no hubo mas llamadas.